lunes, 3 de marzo de 2014

Energías renovables para todos


Por Pablo Gottfried

México ha tomado la valiente decisión de apostarle a una Reforma Energética de gran calado.  Asimismo, se ha comprometido a la reducción de emisiones de efecto invernadero con la promulgación de la Ley General de Cambio Climático y la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética. Por su parte, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) publicó instrumentos que han detonado inversiones importantes en el sector eólico de gran escala.  Gracias a éstos y a la caída en precio de la tecnología, también se están empezando a ver resultados positivos en el desarrollo de la generación solar de gran escala. 

Todo apunta a que el cumplimiento de metas en las leyes previamente mencionadas dependerá principalmente de la habilidad del Estado Mexicano de promover la expansión de la infraestructura de transmisión eléctrica a las regiones con potenciales aprovechables de energía renovable (ER).  Se puede afirmar que, si existen condiciones de infraestructura favorables para la transmisión eléctrica, las inversiones en generación renovable de gran escala llegarán, acarreando una importante creación de empleos y la expansión de cadenas de valor nacionales.

Sin embargo, el país no debe olvidar a los pequeños consumidores al impulsar las energías renovables. Existen variados ejemplos a nivel mundial de pequeños consumidores sumados a la generación renovable.  México ha promovido pasos como la creación del programa de Vivienda Sustentable, que incorpora medidas de eficiencia energética y uso de renovables.  

La CRE publicó el Contrato de Interconexión para Fuente de Energía Renovable o Sistema de Cogeneración en Pequeña Escala, que permite a pequeños consumidores interconectar sistemas de generación de ER al sistema de CFE vía un medidor bidireccional.  Sin embargo, sin un programa de financiamiento para la compra e instalación de este tipo de equipos, invertir en ellos resulta difícil para la gran mayoría de la población.  Un paso que podría ayudar a detonar estas inversiones sería ligarlas a los créditos para el mejoramiento de vivienda.  Así, el pago de los créditos podría realizarse vía la factura de CFE, al contabilizar esta los créditos y débitos del flujo eléctrico.  El pequeño consumidor seguiría pagando la factura de CFE, a precios publicados, trasladando el beneficio económico de la generación renovable a la amortización del crédito obtenido hasta su liquidación.  Este tipo de mecanismo permitiría a millones de usuarios acceder a tecnología cuyo costo de inversión inicial representa su principal barrera de acceso. 

Esta es sólo una idea, las propuestas son bienvenidas.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Energías renovables y competitividad en México

Por Manuel Gómez-Peña

México sin duda tiene un gran potencial para desarrollar energías renovables. Nuestro país cuenta con mejores condiciones de viento y radiación solar que los países europeos líderes como Alemania y España, que tienen 10 veces más capacidad instalada.

Muchos estudios hablan del gran potencial de las energías renovables en México. En un escenario tendencial o “business as usual”, sin grandes cambios en políticas públicas, un estudio de PriceWaterhouse Coopers (PwC) estima que se llegaría a cerca de 6 GW para 2018. En escenarios de mayor aceleración se estima que podría llegarse a entre 13 y 21 GW  para 2018. Los escenarios deben considerar no únicamente las condiciones naturales, sino la competitividad de las tecnologías, tanto en la actualidad, como en el mediano plazo.

México planteó un objetivo de 35% de Energías Limpias para 2024. Energías Limpias incluye las Energías Renovables tradicionales como eólica, solar, mini hidroeléctrica, biomasa, geotérmica, mareomotriz, pero también incluye las grandes hidroeléctricas y, controversialmente, la energía nuclear. Actualmente el 20% de la matriz energética es Energía Limpia, pero menos del 5% es Energía Renovable. El camino para llegar en 10 años a 35% es muy retador. Es recomendable que se fijen objetivos por tecnología para poder trazar un plan de trabajo y entender la factibilidad de llegar a la meta.

Al usar energías renovables se evitan emisiones de gases efecto invernadero. Por ejemplo, un proyecto eólico de 100 MW evita emisiones por más de 180,000 toneladas de CO2 por año; esto es equivalente a sacar de la circulación poco más de 33,000 autos al año.

Por otro lado, las energías renovables tienen ventajas económicas igualmente relevantes. La inversión en energía renovable es muy alta, pero sus gastos de operación son relativamente bajos y, sobre todo, no dependen de los mercados. Las tarifas de CFE han tenido crecimientos históricos importantes, así como mucha volatilidad. Para las empresas que entran en sociedades de autoabastecimiento y contratos para tomar la energía en el largo plazo, como es el caso de Walmart, Peñoles, CEMEX, Bimbo y Nestlé, la certeza en el largo plazo de uno de los costos más importantes para su operación es muy valiosa.

México es el país de Latinoamérica con mayor potencial para energía solar fotovoltaica. PwC estima que actualmente se aprovecha menos del 4% del potencial nacional. En sitio hay experiencias desde 2009 en tiendas de Walmart en Aguascalientes y Baja California. Si bien los precios han bajado de forma significativa en los últimos 4 años, aún deben bajar más para que esta energía sea competitiva y pueda llevarse a una escala relevante. Todavía hay altos costos de adquisición de clientes, de diseño a la medida de soluciones y de instalación que no permiten que se lleve a gran escala.

Un estudio de PwC elaborado para la Asociación Mexicana de Energía Eólica considera que el potencial eólico es de más de 50 GW con factores de planta superiores a 20%. Dos tercios del total de plantas que existen en Mexico operan en Oaxaca. Sin embargo, las nuevas tecnologías permiten generar energía de forma competitiva en Tamaulipas, Nuevo León, Baja California, Zacatecas, San Luis Potosí, Puebla, Quintana Roo y Chiapas. Si bien las condiciones de viento en estos estados no son tan favorables como en Oaxaca la tenencia de la tierra y la situación social y política hacen que los proyectos tengan, en la gran mayoría de los casos, menor complejidad de ejecución.

Algunos estudios estiman un potencial de 6.3 GW en generación de mini-hidroeléctricas. Las mini-hidroeléctricas ofrecen ventajas económicas importantes respecto de las demás tecnologías pues se dispone del control del despacho para generar la punta. En contraste, los tiempos de desarrollo son relativamente largos y se requieren gestiones importantes a nivel local.

México tiene también gran potencial para la generación de energía geotérmica, al contar con 800 kilómetros de franja volcánica activa que corre por el centro del país desde el Pacífico hasta el Golfo. Actualmente hay varios proyectos de particulares en el estado de Nayarit que estarán entrando en operación en el futuro cercano. Las particularidades de esta tecnología hacen que sea la más competitiva económicamente: no es una tecnología intermitente; puede generarse energía 24 horas al día, todos los días del año.  Su complejidad está en la exploración. Si bien se llevan a cabo estudios técnicos muy detallados, siempre se corre el riesgo de que una exploración no sea exitosa. Esto incrementa el riesgo y los costos de desarrollo; sin embargo, éstos se compensan con la alta eficiencia. La gestión del agua de condensados que sale de la planta y se reinyecta al subsuelo es crítica para no tener impactos ambientales negativos.

En cuanto a generación de energía a través de biomasa, México tiene ejemplos como la generación con residuos agrícolas como bagazo de caña o agave, o el metano que genera el ganado bovino o porcino. La industria del tequila, azucareras y empresas ganaderas o avícolas como Danone o Tyson Foods, utilizan estos procesos para cubrir sus necesidades energéticas. Algunos municipios en Aguascalientes y Nuevo León producen energía de sus residuos urbanos o industriales. Por último, la producción con residuos forestales o cultivos expresamente desarrollados para producir energía térmica o eléctrica, tiene gran potencial pero escaso desarrollo en el país.

Algunos factores que han sido determinantes para el desarrollo de proyectos es la figura de sociedad de autoabastecimiento y la “estampilla postal”: un mismo costo de porteo independientemente de la distancia entre el punto de generación y él o los puntos de consumo. El costo de porteo a costos competitivos debe mantenerse y se requiere acceso oportuno y en condiciones competitivas a la red eléctrica. Para ello se requiere un modelo que abra a la iniciativa privada la inversión en infraestructura de transmisión para poder conectar los proyectos a la red.

El financiamiento está disponible y en México hay profesionales especializados, tanto en banca de desarrollo (NAFIN), como en banca comercial con gran experiencia para evaluar y asumir riesgos en las distintas etapas de los proyectos.

Muchos proyectos se han desarrollado gracias a la escala y calidad crediticia de empresas tomadoras de energía. Cada vez hay más empresas con objetivos públicos de energía renovable. A nivel global, Walmart definió en 2005 el objetivo de ser suministrado al 100% por energía renovable. En abril de 2013 lanzó el objetivo de ser suministrado por 7,000 GWh de energía renovable directa para el 2020. Sólo en México planteó la meta de 3,000 GWh para 2020. Esto posicionará a la operación en México como la empresa comercial con más energía renovable a nivel global. Otras empresas que han planteado metas a nivel global para 2020 son Procter & Gamble con 30% y Unilever con 40%.

Un “off-taker” o tomador de energía que forma una sociedad de autoabastecimiento y establece un acuerdo de largo plazo es fundamental para desarrollar los proyectos. Supongamos que alguien quiere construir un edificio de oficinas de 50 pisos. El desarrollador toma el riesgo de tener pisos desocupados y debe estar continuamente firmando nuevos contratos. Este negocio es muy distinto si una empresa con alta calidad crediticia y que paga puntualmente mes a mes, firma un contrato de renta por los 50 pisos por 15 años antes de que se ponga la primera piedra. Esto es exactamente lo que sucede en proyectos de energía renovable en una sociedad de abastecimiento en la que el socio consumidor se compromete a tomar toda la energía que se genere.

El reto para desarrollar más proyectos de energía renovable es llegar a la siguiente capa de empresas: tomadores de energía de menor escala y con calidad crediticia diversa. Para ello se requiere mayor flexibilidad para dar de alta o baja tomadores de energía. También se requiere impulsar los proyectos bajo la modalidad de productor independiente de energía, donde el tomador de energía es la CFE.

Para impulsar las energías renovables se requieren políticas públicas que simplifiquen y agilicen la tramitología relacionada con el desarrollo de los proyectos en sus distintas fases. La Secretaría de Energía ha planteado una ventanilla única, que puede ser un gran paso en esa dirección.


México tiene gran potencial y hay proyectos en operación que demuestran que las energías renovables ya son competitivas con energías fósiles, sin requerir subsidios que no serían sostenibles en el tiempo. Para lograr el objetivo de 35% de energías renovables para 2024, se requiere un plan de trabajo multisectorial y una coordinación cercana entre todos los sectores. El desarrollo de las energías renovables tendrá un impacto relevante en la generación de empleos y el desarrollo económico. México puede y debe asumir un rol de liderazgo en la región para reducir emisiones que contribuyen al cambio climático y para tener una matriz de generación más diversificada.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Las energías renovables: Una realidad económica en México

Por Leopoldo Rodríguez Olivé

La reciente evolución tecnológica ha habilitado el potencial de nuevas regiones en México para generación a gran escala a un costo plenamente competitivo. Las renovables son uno de los medios más efectivos para alcanzar simultáneamente las metas de reducción de emisiones y de crecimiento que el país requiere.
El gobierno de México, a través de la Ley General de Cambio Climático y de la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética, ha establecido el objetivo de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en 30% para el año 2020 y en 50% para el 2050 y ha instruido a la Secretaría de Energía para que en 2024 el 35% de nuestra generación eléctrica provenga de fuentes de energía limpias, ampliándose al 40% para 2035 y 50% para 2050.
Esta meta podría parecer difícil de conseguir si no se conocen los recientes avances tecnológicos, particularmente en tecnologías como la eólica, la solar y la geotermia que han ocurrido en los últimos cinco años o menos.
En 2010, sólo se podía pensar en la zona del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, para generar electricidad aprovechando la energía del viento a un precio comparable con el de fuentes convencionales de generación, pero apenas unos años después, la evolución de turbinas ha permitido aprovechar vientos menos intensos y mucho más constantes.
Los niveles de productividad anual son tales, que proyectos en todo el norte, algunas zonas del centro y de la costa del Golfo de México se comparan con los de Oaxaca, pudiendo ofrecer costos de electricidad que en los mejores sitios se ubican en un rango que va desde abajo de los 7 centavos de dólar por kWh y hasta 9 ó 10 centavos en función de la disponibilidad efectiva del viento.
Lo mismo ocurre con los proyectos de autoabastecimiento de los que ya forman parte no sólo corporaciones comerciales, sino también industriales de alto consumo, y que constituyen su opción más económica.
Hay una diferencia muy relevante. En el caso de un proyecto convencional y considerando como ejemplo una planta de ciclo combinado, el precio del combustible históricamente ha mostrado volatilidad, mientras que en un proyecto renovable, el precio puede conocerse desde el inicio para los siguientes 20, 25 o hasta 30 años ya que una vez hecha la inversión, el costo de operación es relativamente pequeño.
Lo mismo está ocurriendo con la energía solar fotovoltaica, en donde el costo de los paneles solares ha caído a cerca del 15% de lo que costaban hace apenas cinco años y la tendencia hacia una mayor eficiencia y un menor precio continúa.
Al cierre de 2013, México contará con cerca de 2,000 MW eólicos en operación, pero esto es aún muy poco si consideramos que al terminar 2012 operaban en el mundo alrededor de 280,000 MW (unas cuatro veces la capacidad instalada total de generación de México).
La combinación de la capacidad hidroeléctrica y termoeléctrica ya existente, con la aportación de poco menos de 20,000 MW eólicos y alguna porción adicional solar y de otras tecnologías, permitiría a México alcanzar la meta del 35% de generación con energías limpias a tiempo y cerca de la mitad de esa nueva capacidad ya está en etapas importantes de desarrollo.
Esto no significa que no haya retos.
Cada vez la discusión gira menos en torno al costo, pues ya está demostrado lo que se puede lograr en México sin subsidios, lo que los operadores de la red discuten ahora es cómo manejar y resolver temas de intermitencia, requerimientos de respaldo, planeación de la expansión, etcétera.
Afortunadamente, para todo esto hay soluciones técnicas que se han desarrollado en los países con más participación de las energías renovables y ya se están dando pasos sólidos para implantarlas en México, a través de una cada vez más estrecha y efectiva colaboración entre las autoridades del sector, la CFE y los actores privados.
Sin embargo, la abundancia de recursos renovables en varias zonas del país, necesariamente llevará a limitaciones y saturación de las líneas de transmisión, las cuales deberán de reforzarse y ampliarse, con una visión de muy largo plazo y financiadas bajo esquemas diferentes a los actuales.
La participación de jugadores pequeños y medianos tendrá un rol cada vez más relevante y la habilitación de los mecanismos para aprovechar esta posibilidad, facilitará su financiamiento.
La clave para este desarrollo es la continuidad. De crecer de manera ordenada y sostenida el despliegue de instalaciones de generación con energías renovables, a un ritmo comparable al de los últimos años, no hay duda de que se irán consolidando oportunidades en la cadena de valor para la participación de empresas establecidas ya en México y de otras nuevas en el diseño, fabricación y suministro de componentes y equipos, así como en toda la red de servicio y mantenimiento. Para lograr esto, es esencial la definición de metas concretas por tecnología en el largo plazo y establecer compromisos concretos con plazos para su ejecución.
Leopoldo Rodríguez O. es Ingeniero Mecánico Electricista por la Universidad La Salle, miembro del Comité Ejecutivo y Expresidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, Gerente de Energías Renovables en Peñoles y miembro del IMERE. poloro@yahoo.com

jueves, 31 de octubre de 2013

La energía que mueve a México y al mundo entero no es únicamente petrolera


Por Adrián Fernández Bremauntz
Nuestro país es reconocido a nivel internacional como un actor importante en el escenario energético global. No es el principal productor de petróleo o gas del mundo, pero cuenta con recursos para abastecer su mercado nacional de energéticos y exportar hidrocarburos. Donde sí tiene un potencial capaz de competir con los principales mercados globales, es en la producción de energía con fuentes renovables. De acuerdo a un estudio realizado en 2011 por Pricewaterhouse Coopers (PwC), la energía eólica tiene un potencial de entre 9.2 y 20.3 GW de capacidad al 2020, a precios competitivos comparados con centrales de ciclo combinado, mientras que la energía fotovoltaica podría alcanzar un potencial de 6 GW al 2020.

Una compleja dependencia entre seguridad energética, temas presupuestales (uno de cada tres pesos provienen de las ventas de PEMEX) y ambientales (el sector energía aporta la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país) obligan a revisar con detalle y profundidad la estructura del sector energético, considerando un balance entre estos tres grandes temas. El debate sobre la reforma energética (reformas constitucionales y leyes secundarias) ofrece una excelente oportunidad para ello, a la luz de los cambios tecnológicos que permiten la modernización y mayor eficiencia en el uso de fuentes alternativas a las fósiles. Hoy se tienen las condiciones políticas necesarias para hacer los ajustes legales y normativos necesarios en esta reestructuración del sector, en el futuro próximo difícilmente tendremos las mismas condiciones.

De los temas mencionados, la sustentabilidad ambiental en el sector energético es uno de los menos abordados por las y los actores en la discusión energética; repensar el futuro energético del país de cara al cambio climático es una tarea que no se debe postergar. De acuerdo a la Quinta Comunicación Nacional sobre Cambio Climático a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (elaborada por el INECC), en el 2010 el sector aportó el 67.3% del total de las emisiones de gases que generan el calentamiento global, una cifra que está en línea con la ruta del incremento de arriba de los 4°C para el 2100.

En una escala menor, existen más resultados de la quema de combustibles fósiles sumamente preocupantes, como los efectos inmediatos en la salud a raíz de la producción de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos crudos, las partículas de hollín y el ozono. Este coctel de contaminantes, que respiramos diariamente, ocasiona –incluso- más muertes que los accidentes viales.

Considerando el componente ambiental, la pregunta obligada es, ¿se puede producir energía y reducir considerablemente el impacto ambiental?

Para responder, conviene revisar los casos exitosos de generación de energía eléctrica con fuentes no fósiles. Países como Alemania, Dinamarca, España y el Reino Unido ahora dependen menos del petróleo, y cada vez más del viento y sol en la generación de electricidad, promoviendo con ello beneficios económicos y de salud para sus poblaciones. Estos países han desarrollado una industria basada en energías renovables que cada día produce un porcentaje mayor del consumo eléctrico, llegando al punto de que, en algunos días con clima favorable, el 60% de la generación de energía en Alemania y España ha provenido de fuentes renovables. Casos similares han sucedido en los Estados Unidos, en donde –aún frente a los fuertes intereses de grandes petroleras- la penetración de las energías renovables ha alcanzado niveles récord en estados como Texas, Nuevo México, Arizona y California.

Desde la perspectiva de México como consumidor de petróleo (la discusión de México como exportador es otro tema para discutir a fondo), y dado el alto costo para las generaciones futuras, el país está en el momento oportuno para cambiar el paradigma en la producción energética y reducir notablemente la dependencia fósil para tal fin. Se requieren decisiones de Estado que permitan aprovechar las ventajas costo-competitivas del gran potencial existente en las fuentes eólicas, solares y otras en el país. Es importante que cada proyecto se realice con criterios sociales que reduzcan posibles impactos negativos a las comunidades y garanticen la sustentabilidad ambiental.

La reforma energética debe contener las previsiones necesarias para que el país transite de manera decidida sobre esta vía, clarificando, los roles y las obligaciones de quienes tienen responsabilidades en la administración de la energía de nuestro país. El Estado Mexicano debe proveer seguridad energética con visión de futuro y de mitigación del cambio climático; PEMEX debe transformarse en una industria de la energía, CFE debe ser el vehículo fundamental para una transición decidida hacia las energías renovables, y el sector privado debe invertir decididamente en energía renovable y en la eficiencia energética de todos sus procesos económicos a fin de disminuir su huella de carbono.

Con estos cambios, nuestro país será reconocido a nivel internacional como un actor importante en el escenario energético global, como uno de los casos exitosos en la transición a un modelo sustentable y alineado con los retos que enfrenta el cambio climático. Estamos en el momento adecuado y tenemos las condiciones apropiadas, no desaprovechemos esta valiosa oportunidad.
Adrián Fernández Bremauntz es Doctor en Ciencias Ambientales por el Colegio Imperial de Ciencia, Tecnología y Medicina de Londres, Inglaterra y miembro de la Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables (IMERE). adrian.fernandez@climateworks.org

viernes, 27 de septiembre de 2013

Boletín de Prensa


Las energías renovables son un buen negocio

Presenta IMERE experiencias aplicadas de aprovechamiento de energías renovables durante Green Expo

 

MÉXICO, D.F. - Durante la presentación de la Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables en el panel sobre Energía Renovable del Congreso PowerMex, realizado en el marco de The Green Expo, Manuel Gómez Peña, miembro fundador de la Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables (IMERE) y Director de Sustentabilidad de Walmart México y Centro América, enfatizó que la generación y aprovechamiento de energías renovables en México “hacen sentido para el negocio”. 





 
Desde su conformación en febrero de 2012, IMERE ha desarrollado estudios y propuestas para impulsar el establecimiento de metas ambiciosas de país al 2018 y 2050 para la generación con fuentes renovables. Durante el panel, Gómez-Peña enfatizó el impacto al desarrollo que las renovables ofrecen al país. De acuerdo con Gómez-Peña, de alcanzar su potencial costo-competitivo de 19,000 GW al 2018, las renovables producirían 147 mil nuevos empleos y un aumento  porcentual en el PIB  de 2%.

 
Las energías renovables son un componente esencial en la estrategia de energía de empresas como Walmart, al estabilizar los costos de operación a futuro, diversificar e innovar en su negocio, así como contribuir al desarrollo de la industria mexicana.
 

Catalizada por WWF, IMERE reúne a expertos de distintos sectores que proponen el escalamiento rápido y responsable de las energías renovables para diversificar la canasta energética del país, buscar la estabilidad en el precio de sus energéticos, y contribuir al cumplimiento de los compromisos internacionales de México de combate al calentamiento global.

 
 

Notas para los editores

Acerca de IMERE

La Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables (IMERE) es un grupo conformado por expertos y líderes del sector privado, la academia y sociedad civil que propone el escalamiento rápido y responsable de las energías renovables como el camino para convertir a México en un país más competitivo y menos dependiente de los combustibles fósiles, generando nuevas inversiones, estabilidad en los precios de la electricidad y otros importantes beneficios sociales, económicos y ambientales para todos los mexicanos. Más información en http://imere-mx.blogspot.com y el Twitter @IMERE_MX  
 

Miembros de IMERE

Juan Carlos Belausteguigoitia (Director Ejecutivo, Centro Mario Molina), Adrián Fernández Bremauntz (Director Ejecutivo, Iniciativa Climática de América Latina), Manuel Gómez-Peña, Gerardo Pandal (Fundador y Consejero, The Climate Reality Project México), Leopoldo Rodríguez Olivé (Gerente General, Energía Renovable, Peñoles), Vicente Estrada-Cajigal (Director General, SOLARTRONIC S.A. de C.V.), Rodrigo Gallegos (Director de Tecnología y Cambio Climático, Instituto Mexicano para la Competitividad), Pablo Gottfried (Director General, Fuerza Eólica y Consejero de la Asociación Mexicana de Energía Eólica), Vanessa Pérez-Cirera (Directora, Cambio Climático y Energía, WWF-México), Omar Vidal (Director General, WWF-México).
 

lunes, 26 de agosto de 2013

El despertar de las renovables: una lección de mercado para el sector energético mexicano

Por Rodrigo Gallegos 


  
Ante la discusión nacional que se vislumbra sobre la apertura del sector energético, vale la pena detenerse unos minutos y revisar lo que ha sucedido con las energías renovables en el país los últimos 5 años, gracias a una apertura en la generación eléctrica.
A diferencia del resto del mundo, donde hace cerca de tres décadas se comenzó a apoyar a las energías renovables a través de políticas públicas basadas en propuestas para atender fallas de mercado, en México dichas tecnologías se apoyaron de forma más seria hasta hace unos 5 años, a través de la apertura a la competencia del mercado de la generación eléctrica. 
Aunque la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sigue siendo la única empresa que tiene la facultad de generar, trasmitir y vender electricidad en el país de forma general, cambios recientes han acelerado la participación del sector privado en la generación eléctrica debido a que:
  
  • En 1992 la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica permitió la producción de electricidad por particulares en cinco modalidades [1]. Casi una década después (2001) se estableció el contrato de inerconexión para fuentes renovables (que se volvió a revisar en 2010) [2].

  • En 2004 se creó el Convenio de Servicio de Transmisión Eléctrica que otorga a los productores la conexión a la red para transmitir electricidad a precios que establece la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Mientras que en 2006 se establecieron las Temporadas Abiertas, que se utilizan para determinar la capacidad de transmisión que los generadores privados están dispuestos a reservar para que de esta forma CFE pueda justificar la construcción de nuevas líneas para la generación con recursos renovables. Un año después se crea la medición neta (Net Metering), un banco de energía virtual donde se hace el balance entre proveedores privados, CFE y consumidores, que facilitó la operación de mercado.

  • Sin embargo, es hasta 2008 que se publica la Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables y el Financiamiento para la Transición Energética (LAERFTE), con el objeto de regular el aprovechamiento de fuentes de energías renovables para generar electricidad con fines distintos a la prestación del servicio público de energía eléctrica, así como establecer la estrategia nacional y los instrumentos para el financiamiento de la transición energética[3]. Dos años más tarde se establece la tarifa de porteo, que facilita la planeación financiera de los proyectos.
Los resultados de esta apertura han permitido que a la fecha se hayan invertido más de 5,500 millones de dólares en energía eólica de 2008-2012[4] para llegar a una capacidad instalada de cerca de 1,300 MW[5]. En otras palabras, esta apertura ha permitido un crecimiento promedio sostenido de 21% en los últimos 5 años en energías como la eólica[6] y de 13% para energías como la mini hidro[7]. Lo anterior contrasta con lo sucedido en la mayoría de los países que han impulsado dichas energías, principalmente a través de tres instrumentos (ver cuadro 1):



  1. Tarifas de alimentación (Feed-In Tariffs), que son precios mínimos de compraque los gobiernos exigen a sus distribuidores al comprar energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables.
  2. Incentivos fiscales: reducción de impuestos a compradores y productores de renovables o subsidios.
  3. Inversión pública y préstamos para producir energía a partir de renovables.



Cuadro 1. Número de países que implementan distintas políticas para el desarrollo de energías renovables por nivel de ingreso

Ingresos altos
Ingresos medio altos
Ingresos medio bajos
Ingresos bajos
Feed-in tariff
27
20
16
3
RPS (cuotas)
12
5
4
1
Medición neta
10
7
5
0
Obligación de biocombustibles
24
13
7
3
Obligación de calentamiento
9
5
2
0
REC intercambiables
18
2
2
0
Subsidios
32
14
8
5
Créditos
17
7
10
1
Reducciones de impuestos
26
21
18
11
Pagos por producción energética
6
4
3
0
Inversión pública y préstamos
25
16
9
7
Licitaciones públicas
12
13
10
1

Fuente: Elaboración propia con datos de REN 21
                                                                                                                     

A pesar de que en México las condiciones de competencia entre las energías fósiles y las energías renovables no son iguales (las energías fósiles no internalizan todas sus externalidades en sus precios y están fuertemente subsidiadas), los empresarios mexicanos y extranjeros han decidido aprovechar esta apertura y arriesgarse en proyectos de generación eléctrica con fuentes renovables por sus ventajas. Este es uno de los mejores ejemplos para demostrar que, si en lugar de controlar el mercado energético (como tradicionalmente hemos hecho) creamos un mercado en competencia, se pueden lograr beneficios para todos:


    
  1. Mayor diversificación de producción energética costo competitiva, especialmente importante para un país con alta dependencia de gas extranjero.
  2. La oportunidad de crecer una industria nacional, principalmente aprovechando las ventajas de México en manufacturas medias y avanzadas.
  3. Menor riesgo de fluctuaciones del precio de los hidrocarburos.
  4. Mitigación de los efectos del cambio climático.
  
Dichos resultados han hecho que la nueva planeación del sector eléctrico incluya metas concretas de crecimiento de mediano y largo plazo para fuentes renovables, así como cambios en la regulación para facilitar la producción eléctrica a pequeña escala de productores independientes. Esto sin duda es una historia de éxito que los jóvenes mexicanos deben conocer para desmitificar la apertura del sector.
Rodrigo Gallegos es Maestro en Políticas Públicas por la Universidad de Harvard, miembro fundador de IMERE y Director de Tecnología y Cambio Climático del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).



[1] autoabastecimiento, cogeneración, pequeño productor, productor independiente de energía, exportación e importación para uso propio en http://www.sener.gob.mx/webSener/portal/Default.aspx?id=1665
[2] Estrategia Nacional de Energía 2012-2026. Secretaría de Energía
[4] Tabla de permisos de generación de energía eléctrica. (Marzo 2013). Disponible en: http://www.cre.gob.mx/articulo.aspx?id=171
[5] Más 2,460 MW en construcción. ProMéxico (2013) “Energías Renovables”. Disponible en: http://mim.promexico.gob.mx/work/sites/mim/resources/LocalContent/42/2/130531_DS_Energias_Renovables_ESP.pdf
[6] Pasó de 600MW en 2008 a 1290 en 2012.Tabla de permisos de generación de energía eléctrica. (Marzo 2013). Disponible en: http://www.cre.gob.mx/articulo.aspx?id=171
[7] Pasó de 271 a 493MW entre 2008 y 2012. Tabla de permisos de generación de energía eléctrica. (Marzo 2013). Disponible en: http://www.cre.gob.mx/articulo.aspx?id=171